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DESIGUALDAD ¿QUÉ PODEMOS HACER?


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El debate sobre desigualdad crece en todo el mundo. Se está convirtiendo, de hecho, en el problema central a escala global y local y ha sido siempre un tema fundamental en la historia de la humanidad.

En el libro Inequality, Anthony B. Atkinson su escritor, reúne todos los conceptos y datos necesarios que debemos tener en cuenta para entender la desigualdad y defiende la necesidad de reducir la desigualdad actual debido a que se encuentra a un nivel excesivo.

Para ello el autor resalta que debemos recurrir al pasado y aprender de la historia, es decir, reconsiderar las primeras ideas sobre este tema, exigiendo mucha atención y cuidado en el manejo de datos y conceptos para tomar ejemplo de las etapas en las que no se percibía tanta disparidad.

Podemos observar que para el autor todavía hay soluciones para este gran problema, y es por ello que nos aporta en su libro una serie de propuestas o acciones (15) que permitirían una reducción significativa de la desigualdad.

Y no es todo, al final discutiremos y sacaremos conclusiones de si dichas propuestas son viables, si son costosas y lo más importante si el gobierno estaría dispuesto a aplicarlas dentro de un contexto contemporáneo.


España hoy en día se le tacha de ser unos de los países de la Unión Europea con mayor desigualdad económica y en riesgo de exclusión social.


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La quinta edición de la Encuesta Financiera de las Familias (EFF) del Banco de España nos afirma que se debería concebir un reforzamiento de la desigualdad en el reparto de la riqueza, ya que desde hace 6 años (2011) solo los ricos han incrementado su patrimonio y en la otra cara de la moneda los hogares pobres son el grupo que más han perdido (según la última investigación social de Barómetro Social de España, realizado por el Colectivo Ioé).

Gracias a dicha pesquisa podemos confirmar que “la riqueza se distribuye con mucha más desigualdad que la renta”. En consecuencia de esto podemos destacar que de esta manera los hogares con rentas altas gozan de un mayor nivel de consumo y por lo tanto tendrán la capacidad de ahorrar e invertir, lo que significa que durante el año podrán aumentar su patrimonio. En cambio, los que tienen menos ingresos no pueden hacer frente a sus necesidades, sobre todo de bienes duraderos, y necesitan endeudarse para conseguirlos, lo que acrecienta su empobrecimiento y esto es como un círculo vicioso que si los más necesitados no son capaces de invertir en activos que en un futuro le puedan aportar riqueza seguirán sin poder aumentar su patrimonio y por ello tampoco su calidad de vida.


Ante dicha situación podemos recurrir a las acciones propuestas por el autor e intentar aplicar alguna o varias de esas medidas para solucionar la posición en la que nos encontramos.

La propuesta tres habla del pleno empleo y dice así: el Gobierno deberá adoptar un objetivo explícito para reducir y prevenir el desempleo ofreciendo un empleo público al salario mínimo a quienes lo buscan.

No podemos negar que sería una buena decisión e idea a seguir por el gobierno ya que así nos aseguraremos de que a nadie le faltara trabajo y una renta mínima para su hogar. Pero tenemos un problema con esta medida ya que deberíamos valorar cómo repercutiría eso económicamente en las arcas públicas del estado, por lo que el gobierno no le vería viable esta acción.

A esto también se le suma el problema de si el Estado diera excesivas ayudas a las personas en caso de estar desempleadas, podría conllevar a una despreocupación por parte de trabajadores para conservar su puesto de trabajo cuando estén mínimamente desmotivados, ya que enseguida al estado cubriría sus necesidades económicas, se trataría de personas que tuvieran cierta picardía y pudieran estar viviendo de estas ayudas del Estado.


Justo después de esta nos encontramos con la propuesta cuatro que tiene mucha relación con la anterior, esta nos dice: debería haber una política salarial nacional, que consistiera en el establecimiento de un salario mínimo por encima del nivel de satisfacción de las necesidades básicas y un código de prácticas salariales resultado de un acuerdo social nacional.

Deberíamos clasificarla como una de las más relevantes ya que todo lo que sea elevar el poder adquisitivo de la gente por encima de las necesidades básicas evidentemente es una medida que sin duda alguna reactivaría la economía porque las familias podrían consumir artículos no sólo básicos si no otros más variados que les aportasen un mayor grado de felicidad, pero claro, esta media al igual que otras es como le afectaría al estado, al dinero público el tener que abonar esas cantidades por encima de de las rentas básicas, conllevaría a tener que sacarlas de otras partidas que deberían de concensuarse con los agentes sociales.


La mayoría de las propuestas como ya he dicho antes son algo costosas, sobre todo para el estado ya que muchas de ellas dependen del dinero público y repercutiría en una mayor aportación del Estado y por ende habría que recaudar más, con menos impuestos o modificando los existentes. Estas medidas no son populares y los partidos gobernantes de turno son reacios a subir impuestos ya que van en contra de su apoyo por parte de la población, por lo que nos encontramos problemas de difícil solución.


Atendiendo a las conclusiones del autor, podemos considerar que un “pastel” más pequeño pero mejor repartido podría ser preferible a otro mayor pero, como en la actualidad, muy desigualmente distribuido. Con esto, el autor quiere hacernos ver que las rentas se deberían distribuir de una manera más igualitaria antes de impuestos y transferencias.


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