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REPENSAR LA POBREZA


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Repensar la pobreza es un libro basado en la economía experimental, donde se nos invita a pensarlo bien “otra vez”, a dejar a un lado la sensación de que la lucha contra la pobreza es demasiado abrumadora y a empezar a pensar en ella como un conjunto de problemas específicos que, una vez identificados y comprendidos, pueden ser resueltos de uno en uno.


Muchos de los expertos más influyentes tienen fijación con las “grandes preguntas”: ¿cuál es la causa principal de la pobreza? ¿Deberíamos creer en el mercado libre? ¿La democracia es buena para los pobres? Y así muchas más, pero sin embargo, no les dan la importancia que deben. Para eso, nuestros autores emprenderán un largo viaje en el que por medio de la economía experimental, intentarán resolver cuestiones más específicas.


Jeffrey Sachs (asesor de Naciones Unidas), tiene respuesta para todas esas preguntas: Según Sachs los países pobres lo son porque son calurosos, poco fértiles, están infestados de malaria y a menudo carecen de salidas al mar, lo que dificulta que sean productivos por falta de una gran inversión inicial que les ayude a ocuparse de estos problemas endémicos.


Estos países se encuentran atrapados en lo que a los economistas suelen llamar la “trampa de la pobreza”.


Por eso la ayuda externa es crucial, ya que, gracias a ella, los países pobres pueden invertir en estas áreas críticas, haciéndoles más productivos y así iniciaran un círculo virtuoso donde un gran éxito les lleva a otro. Si analizamos la pobreza desde el punto de vista de Sachs, podríamos observar una de sus aportaciones. Sachs argumenta que si todos los países ricos aportaran 195.000 millones de dólares al año en cooperación durante el periodo 2005-2025, la pobreza podría haber desaparecido completamente.


En la otra cara de la moneda nos encontramos con William Easterley, una de las figuras públicas más destacadas en la oposición a la ayuda internacional, a raíz de la publicación de dos libros. Este autor sostiene que la ayuda hace mas mal que bien, al desalentar a la gente de buscar soluciones propias, al corromper y socavar las instituciones locales y a crear un lobby formado por las ONG que tiende a perpetuarse. Easterly piensa que la mejor opción que tienen los países pobres es unirse y trabajar conjuntamente para salir de la pobreza sin ayuda externa. Por lo que para él el concepto de “trampa de la pobreza” no tiene ninguna validez.

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En el gráfico que observamos la forma de S es la causante de la “trampa de la pobreza”. En la diagonal, los ingresos actuales son iguales a los ingresos futuros. Para los más pobres, que están en la zona de la trampa de la pobreza, los ingresos en el futuro son inferiores a los de hoy, al encontrarse la curva por debajo de la diagonal. Lo que se traduce en que las personas situadas en este efecto en un futuro serán aún más pobres llegando a estar atrapadas en la “trampa de la pobreza”. Todo lo contrario les sucede a las personas que parte desde fuera de la trampa, estas con el paso del tiempo acabarán siendo más ricas siendo sus ingresos futuros mayores que los actuales.


Para poder dar una solución a un conflicto cada vez mayor mundialmente, Duflo y Banerjee harán hincapié en aspectos de la vida de los pobres, en aspectos más concretos e intentarán huir de lo cotidiano. Los principales temas a tratar son la educación, la salud, la alimentación, la capacidad de ahorro, etc. La finalidad de dicho estudio es la intentar entender de realidad de los pobres, conocer su día a día. Gracias a la economía experimental, los pobres podrán ir experimentando grandes evoluciones y con ello concluye los autores, ”si les proporcionamos una pequeña porción de información, bien suministrada, y llevada a cabo juiciosamente, podríamos crear un gran impacto y ayudarlos así a reducir su pobreza”. Ya que de este modo ayudaríamos a acabar con una de las tres “I”, la ignorancia, ayudándolos a evitar caer en decisiones erróneas.


Mediante la aplicación de experimentos, observan un comportamiento contradictorio entre los pobres, ya que cuando el precio de los bienes de necesidad caen, y por lo consiguiente tendrán más capacidad de consumo, deciden emplear el dinero en materias primas más caras.

En cuanto a sus políticas, los países pobres están condenados a seguir siéndolo por la ley de hierro de la oligarquía y el problema de las tres “I” ya mencionados, ideología, incertidumbre, e inercia. Si aprendemos a socavar estos baches, acabaríamos definitivamente con la pobreza en el mundo.


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